Gran visionario, violinista y pedagogo que vivió con la convicción de que en todo ser humano radica una gran fuente de bondad, justicia y verdad listas para ser esparcidas con el prójimo cuando, existiendo un medio ambiente adecuado, la educación tiene
como fundamento el amor.
Shinichi Suzuki, uno de los doce hijos de un constructor de violines, fue el creador del método que lleva su nombre. Nació el 17 de octubre de 1898 en Nagoya, Japón.
A los 17 años de edad, después de haber sido fuertemente impactado al escuchar una grabación de Mischa Elman interpretando el Ave María de Schubert, comenzó a estudiar de forma autodidacta el violín. Posteriormente se mudó algún tiempo a tomar clases
de violín en Tokio, para continuar con sus estudios en Alemania, a partir de los 22 años, con el profesor Karl Klingler. En Alemania también conoció a Waltraud, la que sería su esposa, compañera de toda su vida
y de quien siempre recibiría un apoyo incondicional.
Al regresar de Alemania, a principio de los años treinta, en la búsqueda de una forma adecuada para enseñar a niños pequeños a tocar el violín, se percató de la gran facultad con que todos los niños cuentan para aprender su lengua materna y la eficacia
del método que utilizan los padres de familia para enseñarles la lengua materna a sus hijos.
Este acontecimiento del aprendizaje de la lengua materna, aparentemente una obviedad de sentido común, demuestra el gran potencial que todos los niños tienen, desde el nacimiento, para desarrollar nuevas habilidades cuando el medio ambiente es el adecuado.
Basó en este hecho sus ideas y comenzó a desarrollar su método, lo que daría lugar a la fundación del Instituto de la Educación del Talento en Matsumoto en el año de 1945.
Falleció el 26 de enero de 1998. El Método Suzuki ha sido acogido por un sinnúmero de conservatorios, escuelas e instituciones dedicadas a la enseñanza musical en todo el mundo.
A lo largo de su vida recibió nueve doctorados Honoris Causa y entre sus ex alumnos se cuenta con concertistas de gran prestigio, concertinos de algunas de las orquestas profesionales más importantes del mundo y profesores que ocupan cátedras en conservatorios
y escuelas de música líderes a nivel internacional.
Sin embargo, el legado más importante es la gran estela de niñas y niños, padres de familia y profesores de todo el mundo a quienes los sueños del Dr. Suzuki los han inspirado a que abran sus corazones y planten una semilla de la esperanza que, a través
de la música, aportan una luz de paz y mejor entendimiento en el mundo.